Maldita Montero

Después del alboroto, el silencio. Eso es lo que más horroriza, luego de consumado un crimen ambiental, cuando no volvemos a tener noticias de la investigación ni de los culpables, ni se dice cuáles serán las repercusiones del arrasamiento de cara a la próxima temporada de huracanes.

Aunque cueste creerlo, parece que en Cayo Caracoles, parte de la Reserva Natural de La Parguera, hay dos realidades o dos dimensiones simultáneas: una para la Policía, en la que los fantasmas se esconden, y otra para los departamentos de Salud y Recursos Naturales, ante cuya presencia se hacen visibles. Alguien debería investigar para Netflix.

Con el Normandie no pasará nada. Ni lo tirarán, ni lo reconstruirán. Los negacionistas del cambio climático, al estilo Trump, creen que es muy bueno invertir dinero a la orilla del mar, cuando la evidencia científica lo desaconseja. Por supuesto que no se puede demoler lo que ya está construido y funcionando, pero, ¿para qué seguir invirtiendo en nuevas construcciones que van contra natura?

Es una gran ironía que la Guardia Nacional y las embarcaciones estadounidenses tengan que ir a salvar a las islas municipio del desabastecimiento. Los políticos, de un lado y de otro, se han olvidado de Vieques y Culebra: cuando se terminaron las maniobras militares y se retiró la Marina, se terminó el filón de la publicidad. Es lo que han demostrado.

Al paso que vamos, y con la poca firmeza con que la Secretaria de la Gobernación pide a los empleados públicos que vuelvan a sus faenas, corremos el riesgo de que las cosas en el gobierno no se regularicen en largo tiempo, mientras que el sector privado, en plena actividad, necesita que el gobierno sea consecuente y promueva el retorno al trabajo.

"La noche de anoche" de Bad Bunny es tan buena como su antecesora, la "noche de anoche" de Olga Guillot. Los une el sexo perplejo, sufran los intelectuales.

El proyecto del Senado 172, que revoca las anteriores leyes universitarias, estomagante por su demagogia, palabrero y tedioso, es un arroz con pollo que crea un Consejo Universitario de amplísimos poderes, dependiente de la Legislatura, e irreal porque no tiene base económica.

Es como si nos picara una avispa. En el tema del nuevo subsecretario de Educación, aquel que siendo comisionado electoral provocó la más terrible bronca del escrutinio, seguiremos informando. Qué basta ya, ni basta ya, bonitos nos veríamos los periodistas.

En vista del batallón de contratados que el gobierno central y la Asamblea Legislativa quieren destacar en Washington, usando fondos destinados a combatir la pandemia ¿no saldría mejor mudar al gobierno para la capital federal, y los vemos por internet?

No puede haber acuerdo entre los alcaldes participantes del plan piloto para balancear el presupuesto de sus municipios, y la Junta Fiscal que intenta que rindan cuentas. Misión imposible, ya que el caciquismo es una pandemia sin vacuna posible.